La segunda parte tuvo un color distinto. El Bayern puso en marcha la versión más clara de su juego de posesión y sometimiento al rival, obligando a los sevillistas a replegarse casi hasta el borde de su área. Vázquez inquietó nada más empezar, pero el toque alemán impedía pensar en un guión demasiado optimista. James, con un disparo lejano, así como un disparo de Javi Martínez que paró Soria tras una contra de libro. Fueron los antecedentes de lo que acabaría pasando, un centro al área parecido al que desembocó en el 1-0 y que Thiago cabeceó picado. En otra acción de mala suerte, Escudero tocó e impidió el despeje del meta madrileño para que el 1-2 subiera al marcador. Montella refrescó el equipo y Sandro ocupó el lugar de Correa.
En la segunda parte el escenario cambió y el Bayern salió con un cariz mucho más dominador
Con esa ventaja, pese a ser mínima, Heynckes se conformó por primera vez en el partido y dio un pequeño paso atrás, sabiendo que las ansias del Sevilla podrían cerrar la eliminatoria. No fue así, puesto que los ataques nervionenses crearon peligro pero no hicieron desguarecerse al equipo. Un disparo lejano pero con mucha intención de Nzonzi fue la más clara para el 2-2, pero entre la mala fortuna y la seguridad de Ulreich, empatar de nuevo se convirtió en misión imposible. Tampoco sirvió con la salida de Muriel, que tuvo un par de buenos desmarques pero no pudo con la experimentada zaga teutona.
Al final, el 1-2 cayó por su propio peso y las cosas se complican de cara al partido de vuelta. Eso sí, después de un vital encuentro en Vigo este próximo sábado, el equipo sevillista acudirá al Allianz Arena con la certeza de que torres más altas han caído. Sin ir más lejos, el 1-2 conseguido en Old Trafford serviría para igualar una eliminatoria que ahora mismo está moderadamente en contra. Ante un Bayern que lo tiene muy bien para sellar el título liguero este fin de semana, la ilusión del sevillismo en el sur de Alemania no será negociable.
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